Eliminar y evitar el mal aliento

El mal aliento resulta en todos los casos algo incómodo, tanto para quien lo posee como para la personas que a uno lo rodean.

En principio, debes diferenciar entre el mal aliento temporario, debido a la ingesta de alguna comida que no te cayó bien, al provocado por algún medicamento que estés tomando, o, simplemente, el que tienes al levantarte, del mal aliento crónico o halitosis.
Las caries también producen un constante mal aliento hasta que no son reparadas por el dentista, y lo mismo sucede con la formación de sarro. Para prevenirlos es conveniente el uso de un buen cepillo en la limpieza luego de cada comida, y también se recomienda la limpieza más profunda, con hilo dental. Muchas veces, en el intento por mantener el aliento fresco, masticamos chicles de menta o pastillas, cuando lo mejor que podríamos hacer es lavar los dientes después de cada comida y, si fuera necesario, realizar algún tipo de enjuague bucal.

Ciertos problemas digestivos como la dispepsia podrían causar halitosis. También el estreñimiento y ciertas medicaciones. Algunas alergias a ciertos alimentos también suelen ser causas de mal aliento por un tiempo bastante prolongado. Las enfermedades como la diabetes, las infecciones en la nariz y la garganta y el tabaquismo son también causas frecuentes de mal aliento crónico.

Cómo evitar el mal aliento


- Evita los azúcares, en cambio, ingiere frutas, verduras y alimentos con muchas fibras



- Evita el café, el té, el tabaco y las bebidas alcohólicas



- Lava tus dientes luego de cada comida



- Utiliza hilo dental. Los restos de comida que suelen quedar entre los dientes también provocan mal aliento



- Visita periódicamente al dentista y al médico para prevenir enfermedades



- Si has comido ajo, la mejor manera de eliminarlo de nuestro aliento es masticando hojas de perejil crudo o granos de café



- Para evitar el mal aliento que podría proceder de la cebolla, mastica remolacha cocida o unas habas crudas



- Si quieres tener dientes más blancos, una vez por semana, frótalos con una hoja de salvia. Otra opción es pasar algodón embebido en agua oxigenada de 10 volúmenes. Esto último no es para hacerse con frecuencia, sino en contadas ocasiones.